La indecible belleza de estas líneas es temeraria y es sensata...se niega a desaparecer por siglos que pasen, atando tan sólo los corazones que la amarán, dejando los otros, los que palpitan al son de algo distinto al amor, tomarla por algo obsoleto.
En Romeo y Julieta...
MERCUCIO: "Ah, ya veo entonces que la Reina Mab ha estado contigo. Es la partera de las hadas, y viene en tamaño no mayor que una piedra de ágata en el dedo índice de un concejal, arrastrada por un tronco de pequeños átomos, entrando por la nariz de los hombres, mientras duermen: los radios de su coche están hechos de largas patas de araña; la capota, de alas de saltamontes; las riendas, de la más fina telaraña; las colleras, de los acuáticos fulgores de la luna; su látigo, de hueso de grillo; la cuerda, de una hebra; su cochero es un pequeño mosquito de librea gris, ni la mitad que un gusanillo redondo, sacado con un alfiler del perezoso dedo de una muchacha: su carro es una cáscara de avellana vacía, construido por la ardilla carpintera o el viejo gorgojo, que desde tiempo inmemorial son los constructores de coches de las hadas. Y con tales arreos galopa noche tras noche por cerebros de enamorados, que entonces sueñan con el amor; por rodillas de cortesanos, que sueñan en seguida reverencias; por labios de damas, que sueñan en seguida besos, y a las que a menudo la iracunda Mab aflige con ampollas, porque les huele mucho el aliento a confituras: a veces galopa por la nariz de un cortesano, que sueña que sigue el rastro a una súplica; y a veces se mete, con la cola de un cochinillo de los diezmos, a cosquillear la nariz de un párroco mientras duerme, y entonces sueña con otro beneficio; a veces entras por la nariz de un soldado, que entonces sueña que corta cuellos extranjeros, sueña con brechas, emboscadas, armas españolas, y brindis de cinco brazas: y en seguida tamborilea en su oído, con lo que él se sobresalta y despierta, y, así asustado, jura una oración o dos, y se vuelve a dormir. Ésa es la misma Mab que trenza de noche las crines de los caballos, amasando los rizos de los duendes en nudos sucios y pringosos, que al ser deshechos presagian muchas desgracias; ésta es la bruja que, cuando las doncellas están tendidas de espaldas, las oprime y las enseña a concebir, haciéndolas mujeres de buen concepto; ésa es."
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